Si bien la memoria nos permite organizar, almacenar y recuperar información, no toda la información es tratada de la misma manera. La memoria está dividida en varios sistemas o tipos de memoria que facilitan su trabajo.
Dentro de estas distinciones entre los sistemas involucrados en la memoria, los más sencillos de distinguir son el sistema de memoria de largo término, o memoria a largo plazo, y el sistema de memoria de corto término, o memoria a corto plazo. También existe la memoria sensorial, aquella que registra las sensaciones percibidas a través de los sentidos.
Conforme ha avanzado el desarrollo de la psicología y las neurociencias, los expertos han identificado algunos tipos adicionales de memoria u otras formas de clasificar los sistemas que se ejecutan en el proceso de memoria. Entre estos tipos podemos encontrar a la memoria de trabajo, definida por los expertos como un sistema que implica procesos activos de manipulación de la información almacenada, la memora implícita o explícita, etc.
Como vemos, la memoria es un proceso sumamente complejo que pasa inadvertido ante nosotros. Por otro lado, la memoria no solo se organiza de acuerdo a tipos, sino también de acuerdo a tres fases distintas que componen todo el proceso.