La eterna discusión entre los estudiantes, ¿estudiar de noche o estudiar de día? No nos detendremos hoy en los argumentos a favor y en contra de cada una de estas opciones. Más allá de lanzarnos estudios e informes que refuerzan una u otra postura, al final como adultos tenemos claro que es una decisión personal. Si eres de los noctámbulos, no te puedes perder estos consejos para estudiar de noche. Eso sí, en ningún caso se trata de fomentar el atracón de la noche de antes, es una guía para estudiar de forma rutinaria y razonable acoplada a ese horario.
Una idea a la que darle una vuelta, así para comenzar, la noche es muy larga. Aunque tengas claro que tu rendimiento mejora pernoctando, tampoco es necesario que estudies en plena madrugada. No hay discusión sobre lo imprescindible que resulta planificar tus descansos para tener la mente a pleno funcionamiento. Intenta empezar no muy tarde para apagar definitivamente la luz a eso de la una de la madrugada como norma general.
¿Cómo puedes estudiar de noche sin dormirte?
Incluso quienes prefieren sin rastro de duda estudiar de día, puede que se encuentren alguna vez frente a la disyuntiva de disponer sólo de la noche para hacerlo. El temor compartido por todos es no quedarse dormido delante de los libros. Pues, empieza por olvidarte de esa cafetera o bebida energética como solución eficaz. No es que una tacita de café no te vaya a venir bien, pero el exceso te pondrá demasiado nervioso, impedirá que puedas fijar tu atención y tu memoria tampoco estará en su máxima productividad.
Sí te ayudarán estos consejos, ¡toma buena nota!
1. De noche pero con luz
Uno de los errores más frecuentes es ponerse a estudiar de noche bajo la luz de una lamparita de mesa. Nuestros ojos se cansan mucho más con ese contraste de oscuridad y un foco concentrado de luz fuerte. Procúrate una luz directa y otra indirecta de calidad. Si usas ordenador, baja el nivel de brillo de la pantalla para no forzar los ojos.
2. La cama, para otro momento
Ni te plantees estudiar por la noche tirado en tu cama. Imposible que saques algo de provecho de esa situación. Si necesitas tumbarte a dormir, es un aviso para que abandones la idea de estudiar por la noche. Necesitas una mesa y una silla cómodas, tal y como harías a cualquier otra hora del día.
3. Más fresquito que calorcito
La temperatura de la habitación mantenla no muy alta. El organismo siempre tiende a amodorrarse con el calor y más si es de noche. Estarás más espabilado con unos grados de menos. Refrescarse la cara o darse una ducha fría son opciones para superar un instante de sueño.
4. Cena ligera y frutos secos de tentempié
Ponerse a estudiar con el estómago lleno no te va a ayudar a tener la mente despejada. Las frutas y verduras son una apuesta segura, al contrario que los lácteos y los dulces, que provocan somnolencia. Si necesitas picar algo durante el estudio, agua bien fresquita y un cuenco de frutos secos. Por cierto, ¿has probado a comer pipas?, ¡hazlo y nos confirmarás lo buen que te ha ido!
5. Muévete
No vamos a decirte que salgas a correr a mitad de tu noche de estudio, aunque no sería una mala idea. Pero sí es conveniente que establezcas unos momentos de descanso, no para tumbarte a dormir, si no para pasear por la casa, leer en voz alta o cambiar de postura. Hay estudiantes que se hacen con un saco de esos de boxeo y se relajan pegando unos golpes.
Pon en práctica estas recomendaciones para los que prefieren estudiar de noche… ¡notarás la diferencia!