Nadie va a contarte las presiones y exigencias a las que está sometido un opositor. Las sufres a diario. Lo que puede que ignores es que se han tipificado como un “trastorno” psicológico específico. Nada mejor que detenernos en analizar este síndrome del opositor: ¿qué es y cómo puedes evitarlo? Seguro que te es muy útil para mantenerlo a raya.
¿Qué es el síndrome o la enfermedad del opositor?
Esos ataques de nervios que se te agarran a la boca del estómago, la sensación de soledad, la percepción de que tu esfuerzo no te está dando resultado, deambular entre comentarios y consejos opuestos con los que te bombardean a todas horas, siempre con la sensación de estar bajo la opresión de un reloj que avanza demasiado deprisa, que no te va a dar tiempo… Estrés, en una palabra.
Pero, un estrés muy concreto, asociado al nivel de autoexigencia al que se someten los que están preparando unas oposiciones. Puede que no te hayas dado cuenta de que eres una de sus víctimas. ¿Síntomas físicos? Taquicardia, mandíbulas tensas, sudor excesivo, dolor de cabeza, falta de apetito, dificultad para concentrarte, pesadillas, cansancio o irritabilidad son los más evidentes, que se comparten con cualquier otra situación que genere ansiedad. Sólo que en tu caso el detonante no es otro que estar inmerso en la preparación de unas oposiciones.
7 consejos para evitar el síndrome del opositor
¿No sabes qué hacer para que el estrés no te afecte al estudiar? Ahora que ya has identificado el llamado "síndrome del opositor", no pierdas ni un segundo en tomar medidas para controlarlo:
- Interésate por conocer a tu propio cuerpo y los avisos que te va mandando. No por qué sí, se trata de que reacciones a tiempo, antes de que te diga ¡basta!
- Reeduca tu respiración. Todos los psicólogos saben la importancia que tienen los ejercicios con la respiración para superar ataques de ansiedad. Te recomendamos que des un paso más e incorpores a tu rutina diaria unos minutos dedicados a hacer respiraciones abdominales profundas.
- Relaja tus músculos para relajar tu mente. Estar físicamente en tensión agudiza la sensación de estrés de forma automática e involuntaria. Lo que sí puedes hacer voluntariamente es aplicar técnicas para relajar las zonas en las que se concentran esas tensiones: cuello, espalda, extremidades o la propia cara. Son ejercicios sencillos y que no te van a llevar mucho tiempo.
- Rodéate de gente positiva que te aporte. Una de las consecuencias de estar bajo la influencia del síndrome del opositor es que vas abandonando las relaciones sociales o se van deteriorando porque no les prestas la mínima atención. Además pasar tiempo con otros opositores, tienes que recuperar momentos para compartir con tus amigos, familia y pareja si la tienes.
- Un día libre a la semana. Sin excusas, lo necesitas. Aparca los libros, vacía tu mente y dedícate a aquellas actividades que más te gustan o a tirarte en el sofá y no hacer nada. La idea de planificar los descansos si estudias una oposición es que tomes conciencia de que controlas tu tiempo y lo que haces con él. Empieza por esconder el reloj durante ese descanso.
- Evita tomar cafeína y estimulantes similares. Necesitas descansar tanto como mantener la mente despejada, así que no te conviene abusar de cualquier sustancia o actividad que te impida dormir. Además, suelen tener una especie de efecto rebote, te ponen muy enérgico durante un tiempo pero después acabas sintiéndote más agotado.
- Soluciones concretas a problemas concretos. Para combatir esa sensación de que todo te sale al revés, de que no avanzas en el estudio tienes que pararte analizar ese instante. Busca el origen de esa dificultad y busca una solución específica. No hay nada más angustioso que verlo todo negro, ya sabes: ¡divide y vencerás!
Tienes herramientas suficientes para dominar el síndrome del opositor, sabiendo qué es y cómo puedes evitarlo. Y, si no lo consigues, recurre a un profesional. Es importante lo que te juegas. ¡Mucho ánimo!