Los sistemas de selección para acceder a empleo público más habituales son:
1. Oposición
Consiste en la realización de una o más pruebas para determinar la capacidad y la aptitud de los aspirantes, fijando su orden en función de la puntuación obtenida. El opositor ha de superar las pruebas establecidas en la convocatoria y que están, en definitiva, orientadas a evaluar la idoneidad de los aspirantes para desempeñar las funciones de las plazas ofertadas.
Además de la resolución de cuestionarios tipo test y casos prácticos, las oposiciones pueden contar con cursos de formación para los aspirantes aprobados y una entrevista personal al final del proceso selectivo.
En España, las oposiciones se clasifican en diversos grupos, dependiendo de la titulación académica de los aspirantes y del grado de dificultad de las pruebas:
2. Concurso
Tiene por objeto evaluar los méritos de los aspirantes al puesto según la baremación establecida en la convocatoria correspondiente, que fija su orden de puntuación. El sistema de concurso tiene carácter excepcional, ya que solo se puede convocar para proveer plazas especiales del grupo A y del grupo B, dirigdas a profesionales de la administración pública con méritos relevantes y condiciones excepcionales.
3. Concurso-oposición
Es un sistema mixto en el que se combinan los dos anteriores. Este sistema de selección de empleados públicos consiste en la superación de las pruebas correspondientes a la convocatoria pública de oposiciones y, si es necesario, de un curso selectivo de formación, y también de la presentación de méritos de los candidatos. En nuestro especial sobre El Concurso-Oposición encontrarás toda la información sobre este proceso.