La sociedad está en continua evolución. Consecuentemente, la forma de aprender de los alumnos cambia y sus necesidades no son las mismas que hace diez años. Por ello, las circunstancias de cada centro educativo y las características del alumnado justifican la necesidad de una formación continua del profesorado. De esta forma, se podrá adecuar la educación a la realidad del momento.
¿Por qué es necesaria la formación profesional continua?
Nadie duda de la importancia de la formación continua en cualquier ámbito profesional. Mantenerse actualizado es fundamental, especialmente en el mundo educativo. Por un lado, los profesionales de la educación deben estar al día en cuanto a conocimientos. Y, por otro lado, tienen que encarar situaciones que demandan atención, concentración y que suelen provocar estrés laboral.
Esta necesidad de actualización constante hace que la formación sea un proceso a lo largo de la vida. En este sentido, la formación debe ser permanente porque no todas las competencias que hacen falta en la vida profesional se obtienen en la formación inicial.
De ahí que la situación actual del mercado laboral empuje a muchos estudiantes a capacitarse al terminar la carrera. La oferta de másteres, posgrados y cursos de especialización es muy variada. De este modo, se puede encontrar desde líneas de especialización general hasta ofertas pensadas para cubrir puestos de trabajo concretos. Como es el caso de la Universidad Isabel I, que ofrece un amplio abanico de formación de manera online.
En cuanto a los trabajadores activos y las empresas, la mayoría son conscientes que actualmente es casi indispensable la formación continua a lo largo de la vida. Así, por ejemplo, podrán adaptarse a las nuevas demandas que presentan los puestos de trabajo.
Retos de la formación continua del profesorado
La formación continua necesita un reciclaje permanente. No solo en cuanto a los conocimientos de un área específica de la docencia, sino también en cuanto a la metodología didáctica y al uso de las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación). Por esta razón, los expertos señalan una serie de retos de cara a la formación continua del profesorado:
Necesidades en la nueva era educativa
Hay que mejorar la detección de necesidades: del propio centro, del equipo docente o del profesional individualmente. Es fundamental adaptar la formación continua a las necesidades reales. Si se ofrecen cursos que no tienen una aplicación real en el día a día, entonces no estamos haciendo nada.
Actualización en herramientas
El profesorado debe estar al día sobre cómo se mueve el alumnado al que educa. Por ejemplo, de sus gustos y aficiones, su forma de expresarse, su lenguaje, sus angustias, etc. Es necesario plantearse de qué manera la formación continua puede otorgar herramientas al profesor para entrar en este mundo.
En los últimos años, los cursos TIC dirigidos a profesores son algunos de los más buscados. Los docentes se han dado cuenta de la necesidad de educarse digitalmente, y todo ello requiere una formación actualizada en este ámbito.
Evaluación del profesorado
La evaluación es otro de los desafíos de la formación continua. No solo se trata de evaluar la efectividad de la formación permanente que se recibe, sino también de aportar instrumentos que el docente pueda usar para la autoevaluación de su trabajo.
Por último, es importante tener en cuenta que las personas que imparten la formación deben ser profesionales. Esto se refiere a que deben dominar la materia que imparten y ser conscientes del perfil de alumnado para adaptar los conocimientos a sus necesidades.
En definitiva, la formación continua del profesorado es uno de los criterios que definen la calidad de la educación. Es importante no solo el aprendizaje de nuevos formatos y contenidos, sino lo favorecedor que esto será para los alumnos. El desarrollo de competencias en el alumnado exige un cambio en la función docente, que va unido a una formación continua en competencias, capacidades y aptitudes.